Qué incómodo resulta notar que tienes mal aliento, pierdes toda la confianza en una conversación, en un saludo y, ni qué decir tiene, cuando vas a a dar un beso. Existen diversas causas que pueden provocar el mal aliento, también conocido como alitosis.

En este post vamos a tratar de conocer sus causas y como evitatarlo para que no te quedes nunca sin un beso.

La halitosis o mal aliento es un problema que afecta a una de cada dos personas. El aliento humano, incluso el que se considera normal, es de una composición compleja: se ha constatado que una muestra de aire exhalado puede contener más de 200 compuestos de distinta naturaleza. Su presencia en el aliento depende de diversos factores, especialmente la existencia de patologías, la ingesta alimentaria o de medicamentos, los factores ambientales y los estilos de vida.

En la mayoría de las ocasiones, la halitosis está causada por la presencia de bacterias en la boca, principalmente en la zona posterior del dorso de la lengua, y en concreto por su participación en la digestión de los restos de alimentos que quedan en la boca después de cada comida y que transforman en compuestos sulfurados que originan el mal aliento. Si la cantidad de saliva no es suficiente para arrastrar estos compuestos hacia el estómago, se facilita la aparición del problema. De hecho, durante el sueño se reduce la producción de saliva y esto provoca que con frecuencia se tenga mal aliento al levantarse. También por eso en situaciones de estrés, en las que es frecuente que se seque la boca, puede aparecer  halitosis.

En función de su origen, existen dos tipos de halitosis: la oral y la extra oral.

La halitosis oral proviene de la propia cavidad oral. Se debe principalmente a la acumulación de placa bacteriana en la lengua, aunque también puede estar causada por otras situaciones como problemas periodontales, caries dentales o hábito de fumar, entre otras. A su vez, según la causa de su aparición la halitosis oral puede ser patológica y no patológica.

Las no patológicas serían:

  • Aliento matutino: durante el sueño el flujo de la saliva disminuye, ello facilita el crecimiento incontrolado de bacterias productoras de gases malolientes.
  • Edad: la calidad del aliento cambia con la edad. Es probable que los ancianos sufran cambios regresivos en las glándulas salivales y afecten a la calidad y cantidad de la saliva, incluso con una buena higiene bucal.
  • Prótesis dentarias: las dentaduras postizas y puentes pueden acumular restos de comida. Si se dejan toda la noche se produce un desagradable y característico olor.
  • Fármacos: existen medicamentos que producen xerostomía (boca seca). Como  la saliva favorece la limpieza de cavidad oral, al estar disminuida su producción aparece mal olor.
  • Tabaco: fumar crea un aliento característico que puede durar algunos días más, incluso después de haber dejado de fumar.
  • Periodos de ayuno: saltarse las comidas y llevar una dieta hipocalórica puede favorecer el mal aliento.
  • Dieta: después de la ingesta de algunos alimentos (cebolla, ajo) o el consumo de alcohol, ciertos metabolitos pueden absorberse a nivel gastrointestinal, pasan a la circulación, se metabolizan en la mucosa e hígado y son expulsados por los pulmones.
  • Higiene oral deficiente: la falta de eliminación de placa bacteriana provoca el crecimiento bacteriano. Los lugares donde se suelen acumular las bacterias son la lengua, espacios interproximales, área subgingival, abscesos

Las causas patológicas:

  • Enfermedad periodontal, caries.
  • Causas ulcerativas: úlceras traumáticas, infecciosas, estomatitis.
  • Faringe: infecciones víricas, bacterianas o fúngicas.
  • Necrosis por radioterapia y quimioterapia en pacientes con neoplasias.

Cuando la halitosis se origina fuera de la cavidad oral, se denomina halitosis extra oral. Se debe principalmente a trastornos sistémicos, del tracto respiratorio superior/inferior, del sistema digestivo, así como enfermedades hepáticas o renales. Suponen un 10% de los casos. Las causas de la halitosis extra oral podrían ser: nasales (sinusitis), enfermedades digestivas, enfermedades respiratorias, diabetes mal controlada, infección renal, disfunción hepática, etc.

Aunque no es habitual compartir con terceras personas la inquietud en relación al propio aliento, se ha confirmado que es un tema que preocupa mucho. Una evidencia de esta inquietud en relación al propio aliento es el elevado consumo de enjuagues orales y chicles. La percepción de un aliento desagradable generalmente da lugar a emociones negativas, tales como irritabilidad, malestar, nervosismo y agitación.  La conciencia de padecer halitosis, real o ilusoria, provoca frecuentemente un impacto a nivel del comportamiento y emociones, que puede tener repercusiones severas en la calidad de vida de una persona, independientemente de su nivel cultural o social. Y es que se ha demostrado  que la halitosis limita la vida social, aumenta la ansiedad, interfiere en las relaciones íntimas y disminuye la felicidad global de quien la padece. Los efectos psicológicos más habituales van desde la falta de confianza o la baja autoestima hasta la ansiedad o el estrés

Se puede observar un comportamiento defensivo en personas con conciencia de padecer mal aliento en un intento de disfrazar la existencia de halitosis o para minimizar su impacto en terceros. Esto se manifiesta con variados comportamientos como:

– Limitación de la comunicación oral, especialmente en lugares pequeños o cerrados
– Mayor distanciamiento interpersonal
– Mayor frecuencia de comunicación por señales o gestos
– Cobertura de la boca con la mano
– Tiempo de espiración más corto

Otros tipos de comportamiento por parte de aquellas personas preocupadas por su mal aliento incluyen cepillarse los dientes compulsivamente (más de 5 veces al día), usar enjuagues orales y chicles con frecuencia, e incluso llegar a fumar. Sin embargo, estas soluciones son poco eficaces debido a que solamente logran enmascarar el problema de forma temporal.

La detección e identificación del origen de la halitosis pueden ser importantes en el diagnóstico precoz de algunas enfermedades. Por ejemplo, una periodontitis no tratada puede suponer la pérdida prematura de los dientes. Por ello es importante que la halitosis  pueda ser detectada por la propia persona o por terceros, pues la presencia repetida de mal aliento es una señal de que algo no funciona correctamente.

Si notas que tu aliento no es tan fresco últimamente, empieza por seguir a diario una rutina dental sana:

  • Cepíllate dos veces al día durante unos dos minutos con crema dental fluorada y limpia entre tus dientes una vez al día.
  • Otras medidas como beber bastante agua o masticar chicle sin azúcar pueden ayudar también a que tu saliva fluya y estimule la frescura de tu aliento.

Si notas que tu mal aliento persiste, consulta con tu dentista.

En el Boticario en casa queremos ayudarte a combatir este problema con una serie de productos específicos:

El tratamiento de la halitosis oral está orientado a disminuir el número de bacterias en el dorso posterior de la lengua y en el surco o bolsa periodontal. A nivel general, los protocolos de tratamiento contemplan la realización de una limpieza dental profesional e instrucciones de higiene oral que van desde un correcto cepillado y limpieza interproximal, a una limpieza completa de la lengua con un limpiador lingual acompañado de un colutorio, realizando gargarismos para alcanzar la parte posterior del dorso lingual.

 

 

 

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