Septiembre se presenta a veces como un «lunes interminable» y hace que aparezcan los síntomas del llamado «síndrome o depresión postvacacional». Ya que no existe consenso sobre su definición, las estadísticas se limitan a hacer estimaciones, en las que se suelen dar cifras tan diferentes como un 6% ó un 57% de trabajadores sufren este síndrome.

Se considera que es producto de que en gran parte de nuestro entorno el trabajo se tiene por una actividad negativa, obligada y sacrificada: en las sociedades en que se considera el trabajo como algo creativo, con sentido por sí mismo y digno para el ser humano, el estrés postvacacional prácticamente no existe.

El estrés postvacacional es un concepto que se refiere a la ansiedad o presión emocional que debemos afrontar al readaptarnos a las tareas laborales, escolares, al cambio de estilo de vida… después de un período vacacional y que puede hacer que el rendimiento laboral y la vida familiar y personal se vean afectadas.

Parece que se presenta mas fácilmente cuando hacemos una ruptura muy brusca entre el ritmo de las vacaciones y la incorporación al trabajo, sin una correcta transición.
No se puede considerar como una enfermedad sino como un proceso adaptativo después de las vacaciones que, para algunas personas, puede resultar difícil. En realidad, este conjunto de reacciones son perfectamente normales, pero si la intensidad de la demanda es muy grande y las reacciones de estrés muy intensas, o se mantienen demasiado tiempo, los recursos con que contamos (nuestra energía, salud, motivación, interés, estado de ánimo, etc.) tenderán a gastarse y puede que lleguemos a una situación de agotamiento, en la que no tengamos tiempo para recuperar dichos recursos mediante el descanso, o estemos tan preocupados que no podamos dormir.

Si esto sucede, puede que ya estemos sufriendo una serie de síntomas de estrés (dolor de cabeza, insomnio, dolores musculares, problemas de atención, de memoria, etc.), que pueden desaparecer simplemente con más descanso.

Pero si no se pone remedio a este estado, los síntomas se irán incrementando en intensidad, irán apareciendo otros nuevos, y finalmente se puede llegar a desarrollar alguna enfermedad física o mental.

Los síntomas más frecuentes son:

  • preocupación,
  • inseguridad,
  • malestar psicológico,
  • temor a perder el control,
  • palpitaciones,
  • taquicardia,
  • excesiva sudoración,
  • temblor,
  • molestias digestivas,
  • dolor muscular,
  • dolor de cabeza,
  • evitación de situaciones,
  • inquietud motora, etc.

Sin embargo, para otras personas el estrés postvacacional puede afectarles de manera más seria, debido a la acumulación de otros factores estresantes (por ejemplo, problemas de pareja, dificultades económicas, desempleo, enfermedad, etc.). También puede afectar más a las personas que no les gusta su trabajo, o su colegio/instituto…

Cabe destacar que las personas con mayores probabilidades de sufrir este síndrome son aquellas que tienen una menor resistencia ante la frustración. También aquellas personas que disfruten de vacaciones más largas, además de las que trabajan en un entorno desagradable, los que no se ilusionan por su trabajo y los que lidian con un mal jefe, ya sea porque no les valora o porque le consideran incompetente.

estres post vacacional

A continuación, os apuntamos distintas medidas que ayudan a prevenir y combatir este síndrome, para así hacer la vuelta al trabajo más agradable:

  1. Levantarse pronto unos días antes de reincorporarse: de esta manera, resulta más fácil la vuelta al día a día, ya que nos adaptamos con anterioridad a los horarios habituales.
  2. Dormir adecuadamente, alrededor de ocho horas.
  3. Mantener horarios regulares tanto durante el día como en las horas de acostarse y levantarse.
  4. Volver de vacaciones unos días antes: así ayudaremos a aclimatarnos de forma más paulatina.
  5. Dividir los días de vacaciones: son más propensas a sufrir síndrome postvacacional las personas que tienen periodos vacacionales más largos.
  6. Tómate el primer día con filosofía: de nada te servirá lamentarte y amargarte sin sentido. En lugar de pensar en lo bien que te lo pasaste en vacaciones y lo duro y triste que resulta estar de vuelta en el trabajo, tómate tu primer día como una jornada laboral más. Así conseguirás quitarle dramatismo al asunto.
  7. Poco a poco: no esperes llegar al trabajo y empezar a trabajar a destajo desde el primer momento. Tómate tu tiempo para ponerte al día con lo que dejaste pendiente antes de irte de vacaciones y lo que ha ocurrido mientras estabas fuera. Hecho esto organízate, márcate una línea de trabajo y unos objetivos a conseguir en tu primera semana de trabajo. Verás que, poco a poco, irás recuperando el ritmo de trabajo al que estabas acostumbrado antes de irte de vacaciones. Si aún así ves que te cuesta un poco acostumbrarte otra vez al trabajo, no desesperes, no eres el único que está pasando por esta situación. Cuando te quieras dar cuenta ya no sentirás esa sensación de desasosiego cada vez que tengas que ir a trabajar.
  8. Ver el lado positivo: si se interpreta de forma positiva, el fin de las vacaciones resultará más sencillo. Esto es posible si se evita pensar que el trabajo es una carga y se enfoca desde otra perspectiva. Por otra parte, no olvides que la vuelta al trabajo no sólo supone una vuelta a las responsabilidades y a las exigencias, sino que también es un reencuentro con los compañeros y amigos.
  9. Dejar el trabajo en la oficina, tanto los papeles, como las preocupaciones.
  10. Organizate: la organización del tiempo y de nuestras actividades, estableciendo horarios, es fundamental para poder descansar, no estar preocupados, no sufrir continuos sobresaltos, olvidos importantes, etc.
  11. Realiza actividades saludables: aunque no sea algo directamente relacionado con el trabajo, hacer deporte y llevar una buena alimentación influye. Por eso, es algo que tampoco se debe descuidar los primeros días de regreso.
  12. Márcate nuevos objetivos e ilusiones: volver al trabajo y caer en la desdicha de que aún te quedan muchos meses para las próximas vacaciones es un error que sólo hará que te deprimas aún más. Piensa que puedes aprovechar los fines de semana, que el calendario laboral está poblado de días festivos y que puede que incluso te quede algún que otro día libre por disfrutar. Márcate proyectos y metas que alcanzar a través del trabajo, lo que hará que acudas a tu puesto de trabajo con la ilusión propia de quien persigue un sueño.
  13. Intenta mejorar las cosas en el trabajo: nadie te garantiza que lo vayas a conseguir, pero por lo menos te quedará la satisfacción de haberlo intentado. Te sentirás mucho más implicado en tu trabajo, y ello hará que la vuelta al mismo no se haga tan costosa.
  14. ¿Qué es para ti el trabajo?: mucha gente no se da cuenta de la verdadera importancia del trabajo. Es una manera de realizarse personalmente, una forma de prestar un servicio útil a la sociedad a la que se pertenece y un proceso en el que nunca se deja de aprender. Si uno es capaz de comprender esto dejará de contemplar la vuelta al trabajo como una obligación. Por otra parte, también es importante darse cuenta de que el trabajo, en el fondo, no es más que un medio para ganarse la vida. No estás ‘atado’ a tu trabajo, no eres un esclavo del mismo, trabajas para poder vivir y para, además de otras cosas, poder pagarte las vacaciones que acabas de disfrutar.
  15. Adopta una mentalidad positiva. Éste puede que sea el paso más importante de todos. Acepta la realidad, acepta el hecho de que ya has tenido tu tiempo para descansar y de que ahora toca trabajar. Piensa en que hay muchas personas que no tienen la suerte de tener un puesto de trabajo esperándoles a la vuelta de las vacaciones. Afronta las responsabilidades e intenta realizarte personalmente haciendo tu trabajo lo mejor posible, y hazlo todo con una sonrisa.

Sonriendo no sólo serás feliz, sino que además harás más felices a los que te rodean y crearás un mejor ambiente.

 

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