El pasado 12 de noviembre supuso un antes y un después en el mundo de la Oficina de Farmacia, o al menos ésa era la idea inicial. Lo que suceda después, sólo el tiempo lo dirá.

Se presentó en Barcelona un proyecto innovador, al menos en España, ya que en otros países está más que implantado. Pero ya se sabe, aquí vamos un poquito más lentos… Aunque eso es harina de otro costal y no es mi misión en este post de MUNDIARIO discutirlo (no por falta de ganas). Sigo con mi alegato señoría, que sino me voy por los cerros de Úbeda y no sacamos nada en claro. El objetivo de este post es hacer un pequeño resumen de lo que allí se presentó para que, todos aquellos que no pudimos asistir, tengamos la información que allí se dijo. En esta jornada, SEFAC presentó en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, una propuesta de servicios a realizar en la Oficina de Farmacia. Dichos servicios son: cesación tabáquica, revisión del uso de la medicación, medición y control de la presión arterial, y cribado de VIH.

Paso a explicar con más detalle el servicio “Revisión del Uso de la Medicación” (RUM). Dicha presentación corrió a cargo de nuestro compañero Francisco José Rua (@FcoLinimentoRua), autor del blog “El rincón del linimento”.

Me consta que este trabajo ha sido desarrollado por un grandísimo grupo de farmacéuticos miembros de SEFAC, en el que han invertido muchas horas de trabajo y han puesto mucha ilusión en su desarrollo. Es por ello por lo que creo que se merecen una explicación más detallada de este proyecto ya que, según tengo entendido, en los diez minutos que duró la presentación, se quedaron muchas cosas en el tintero.

¿Qué es RUM y por qué se ha creado? RUM significa “revisión del uso de los medicamentos”. Esta idea ha surgido del hecho de que muchos pacientes no toman de forma correcta su medicación, lo que repercute directamente en su salud. Su definición exacta es “Revisión estructurada del grado de conocimiento y el uso que el paciente tiene y hace de sus medicamentos, llevada a cabo por un farmacéutico para ayudar al paciente a emplear sus medicamentos con mayor eficacia“. Aquí quisiera añadir un pequeño inciso que discutiremos más adelante. Fíjense que en la definición se habla de “Farmacéutico”, a palo seco. Farmacéutico sin más. Luego les explicaré por qué quiero que se fijen en este detalle. Sigamos…

¿Qué hacemos en esa revisión? El farmacéutico asesora sobre su uso correcto. Se asegura que el paciente comprende para qué es ese medicamento y cómo ha de utilizarlo. El farmacéutico detecta posibles PRM/RNM, recomienda cambios necesarios y deriva a otro profesional sanitario o a otro servicio farmacéutico, en caso necesario.

¿Con qué objetivos hace esto el farmacéutico? El objetivo general es mejorar el conocimiento, el proceso de uso y la adherencia al tratamiento. Los objetivos específicos son averiguar el conocimiento que el paciente tiene sobre su medicación, identificar y resolver el mal uso o el uso ineficaz, y proporcionar al paciente toda la información que precise. Los pacientes (población diana) a los que va dirigido este servicio son aquellos que tienen problemas para manejar su medicación, con historial de incumplimiento, que han sufrido recientemente cambios significativos en su medicación, que toman medicamentos de alto riesgo, pacientes polimedicados (aquellos que toman más de cinco medicamentos al día) y aquellos pacientes que presenten riesgos de sufrir RAM.

RUM se trata de un servicio protocolizado, lo que implica que existe una metodología consensuada de trabajo, un control exhaustivo del proceso, un seguimiento de los datos, así como una recogida y un registro de las incidencias detectadas. Todo esto nos llevará a evaluar, comparar y extrapolar los resultados obtenidos.

El formulario a utilizar para los pacientes adheridos al servicio RUM, consta de las siguientes preguntas:
  • Datos personales: afiliación, problemas de salud, medicamentos.
  • Grado de preocupación del paciente respecto a su salud o al tratamiento que está recibiendo.
  • Cuestionario para cada medicamento que utiliza: para qué, cómo, durante cuánto tiempo, incidencias, expectativas frente al medicamento.
  • Grado de adherencia: Test de Morinsky-Green.
  • Preguntas finales: repaso de toda la información y resolución de posibles dudas.
  • Conclusiones finales: PRM y/o RNM, propuesta de solución, explicación de cómo mejorar la adherencia y recomendaciones sobre el estilo de vida.

¿Qué resultados podemos obtener a través de este servicio? El paciente va a mejorar sobre el conocimiento de su medicación, el control sobre su patología, la manera de enfrentarse a posibles efectos secundarios, así como la relación con su farmacéutico.

El farmacéutico verá ampliado su rol como sanitario, incrementará su satisfacción profesional, acrecentará su conocimiento de la farmacoterapia de su paciente, podrá realizar educación sanitaria, mejorará sus habilidades clínicas, y podrá integrarse en otros equipos multidisciplinares. Así mismo, gracias a la implantación de este servicio, se van a abrir las puertas a nuevos servicios profesionales farmacéuticos.

El médico podrá adquirir un conocimiento exacto de la medicación que toma su paciente, ya que este servicio permite monitorizar la efectividad y seguridad de la terapia, conciliar la medicación y mejorar la prescripción.

Este servicio va a suponer un ahorro para el Sistema Nacional de Salud. Gracias a la detección de PRM se van a evitar duplicidades, falta de adherencia o exceso de medicamentos. Va a reducir la necesidad de derivar a la Atención Especializada. Y va a disminuir la frecuencia de ingresos hospitalarios planificados.

Los aspectos técnicos 

Hasta aquí la explicación teórica de cómo funciona el servido RUM. Ahora pasemos a aspectos más técnicos, que poco tienen que ver con la clínica. Hemos hablado de que este servicio ha sido planificado de manera consensuada mediante una serie de protocolos bastante estrictos, con el fin de evitar posibles errores o fallos en el sistema. Esto se ha hecho con el objetivo de impulsar y garantizar la calidad del servicio prestado. Es por ello que este servicio debe estar certificado.

La certificación se va a hacer sobre los siguientes parámetros:
  • Profesionales: los farmacéuticos que presten el servicio contarán con la certificación de su capacitación.
  • Establecimiento y equipos: las farmacias han de disponer de los recursos materiales necesarios.
  • Validación de PNT: todos los procedimientos han de estar validados previamente a su uso en la práctica clínica.

Es en este punto, en el que SEFAC va a ofrecer una supervisión externa de la calidad del servicio, con el fin de poder comparar entre farmacias y mejorar así el servicio.

Este servicio va a tener una serie de costes que se han de tener en cuenta a la hora de implantar el servicio. Por un lado, tendremos unos costes fijos (de material y de formación), y unos costes variables (gastos de personal y tiempo de dedicación). Aquí llega la gran pregunta, ¿quién lo paga? Bien la Administración (que como todos sabemos, no está muy generosa en cuánto a dar dinero), o bien el paciente (no nos engañemos, a todos nos gusta lo gratis, pero a la hora de soltar dinero, somos bastante reacios). Lo que está bastante claro, es que el servicio no puede (y no debe) ser gratis. Por mi experiencia, lo gratis no se valora. Éste es un trabajo que requiere tiempo, dedicación, ganas, experiencia, conocimiento, paciencia, dedicación, ilusión, ganas de mejorar… Podría seguir enumerando muchas más necesidades de este trabajo. A donde quiero ir a parar es al hecho de que es un “señor trabajo” (permítanme la frase) que debe ser remunerado.

¿Dónde está el problema? Se tiene la vaga suposición de que esto es parte de nuestro trabajo, por el cual ya nos pagan. Vamos a ver, es nuestro trabajo el garantizar que el paciente recibe una medicación con una garantías de calidad, seguridad y eficacia. Pero esto va más allá de una simple dispensación. Esto es un trabajo de clínica, donde los beneficios son más que notorios. Entonces, mi pregunta es, ¿por qué cuesta tanto implantar una cartera de servicios remunerada? La respuesta es bien sencilla, y está escrita un poco más arriba de este párrafo. ¿Quién lo paga? Una pregunta de lo más sencilla con una respuesta de lo más compleja. No estamos viviendo una buena época para poder crear estos servicios, pero no por ello hemos de dejar de hacerlo. Y no por ello hemos de dejar de luchar por lo que nos corresponde. A todos nos gusta que nos paguen por nuestro trabajo. ¿Quién ha de hacerlo?, eso lo dejo para la reflexión.

Para ir acabando, quisiera resaltar un hecho que ocurrió durante la presentación del servicio y que creo que se merece una pequeña reflexión. Durante la charla, se dijo que el farmacéutico titular estaba obligado (una palabra fea y poco afortunada, a mi parecer) a estar capacitado para llevar a cabo el servicio. Todos los que me han leído en alguna ocasión, saben lo poco amiga que soy de poner apellidos a la palabra farmacéutico.

En la presentación se ha hablado de la necesidad de una certificación para profesionales (sin más) y para el establecimiento. Es obvio que quien pone la Oficina de Farmacia es el titular (no hay más cáscaras). El servicio se va a llevar a cabo dentro de la oficina de farmacia, y ésta ha de estar certificada. Pero de ahí a que el titular se vea obligado a certificarse va un trecho. En el servicio se dice que ha de haber un farmacéutico responsable, el cual debe estar certificado. En una oficina de farmacia tenemos varias figuras farmacéuticas (titular, regente, sustituto, adjunto…). ¿Por qué obligar al titular sólo por el hecho de ser titular? Se puede dar el caso que el titular no quiera (no pueda, no le apetezca) hacer este servicio, pero si quiera ofrecérselo a sus pacientes. Si dispone de un equipo que quiera realizarlo, ¿dónde está el problema? Que sea el farmacéutico responsable del servicio el que esté certificado. Y punto. No se debe obligar a las personas a hacer algo que no quieran. Eso sólo nos conducirá al fracaso del servicio. Si una persona está obligada a hacer algo que no quiere, no puede ponerle ilusión ni ganas. No puede salir bien.

Por último, quiero dejar abierta una reflexión en este debut en MUNDIARIO. Se ha dicho que el servicio ha de ser pagado (sí o sí, se pongan como se pongan). Pero, ¿quién va a recibir esa gratificación? ¿El farmacéutico responsable que lleve a cabo el servicio? Ahí os lo dejo, mi respuesta creo que ya la conocen. Les dejo abierto este campo para poder debatir sobre el tema.

Fuente: mundodiario.com

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