El insomnio es un habitual del verano. Dar vueltas y vueltas en la cama durante la noche sin poder «pegar ojo»  y, el resto del día, pasarlo con esa «modorra» tan típica de los meses de estío. En esta época es frecuente padecer algún tipo de alteración del sueño debido a las temperaturas más altas y el aumento de las horas de luz.

insomnio

La temperatura externa que el cuerpo necesita para dormir bien es de aproximadamente 21 grados y con más calor se produce una hiperactivación del metabolismo para adaptarse y una activación cerebral que puede dar lugar al citado incremento de los trastornos del sueño y ansiedad.

Estos trastornos del sueño pueden ser desde leves como agotamiento o irritabilidad a otros más graves como somnolencia, fatiga, conducta errática o dolores de cabeza.

Los trastornos del sueño tan frecuentes en verano son un síndrome adaptativo que desaparece a los pocos días de surgir los primeros síntomas. De hecho, aunque en agosto las temperaturas suelen ser más altas, es en julio cuando el calor afecta en mayor medida porque aun no nos hemos adaptado a estas temperaturas. Por esta razón, no debemos preocuparnos por dormir mal dos o tres días ya que el cuerpo humano está preparado para superar esta situación.

En estos casos lo mejor que podemos hacer es no empeñarnos en dormir, e irnos a la cama exclusivamente cuando tengamos sueño: dar vueltas en la cama pensando que no nos dormimos no hace sino reforzar el sistema de alerta y nerviosismo de nuestro cerebro, con lo que dormir se hace tarea imposible.

Para evitar este problema se recomienda tener unos hábitos organizados de vida, ya que en verano los horarios se descontrolan. Comemos a distintas horas, alargamos las tardes-noche en las terrazas y tratamos de aplacar el calor con bebidas (frecuentemente alcohol o refrescos con cafeína) que no favorecen en nada a un correcto descanso. Todo esto desregula nuestros biorritmos y nos complica el sueño, pero ojo, no se debe tratar de solucionar este problema puntual con medicamentos ya que no está recomendado tomar somníferos para este tipo de insomnio, ayudate con infusiones y componentes naturales relajantes.

infusiones

A continuación os proponemos una serie de medidas que pueden ayudarnos a prevenir este molesto trastorno: 

  • Tratar de ventilar la habitación de forma natural y regular la temperatura antes de dormir.
  • Utilizar pijamas ligeros para disminuir nuestra temperatura interna.
  • Beber líquidos que nos refresquen antes de acostarnos.
  • Mantener los hábitos y rutinas (aunque sean nuevas, diseñadas exclusivamente para el verano)
  • Horarios establecidos.
  • Una buena alimentación con comidas poco abundantes antes de dormir.
  • Realizar entre 15 y 20 minutos de ejercicio al día.
  • Y si recurrimos a la siesta para tratar de superar el cansancio diurno, recuerda: las siestas no deben superar los 20-30 minutos.

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